Uno de los aprendizajes básicos que debe conquistar todo ser humano es el conocimiento de sí mismo. Saber quién es lo faculta para descubrir el sentido existencial de la humanidad. Saber para qué se levanta diariamente a trabajar, independientemente del deseo de satisfacer sus necesidades vitales elementales. Saber qué está construyendo en compañia de los demás seres humanos y para qué lo está construyendo.
Lamentablemente, la mayoría de los seres humanos vivimos y convivimos sin darnos cuenta de la gran responsabilidad que tenemos como especie, como ese gran producto del milagro de la evolución de la materia que cobra conciencia y se descubre como un grandioso sistema nervioso capaz debe dar orden y sentido al universo. Pero que no puede hacerlo si no es capaz de concebirse como parte de la humanidad y reconocerle a sus semejantes la misma dignidad y derechos. Después de todo, todos somos uno y lo mismo: la humanidad.