domingo, 22 de febrero de 2009

SOY UN SER LIBRE

Esta característica de nuestra naturaleza humana se expresa en el mundo sensible en el poder para elegir, entre construir o destruir, entre lo positivo y negativo, entre lo conveniente o lo inconveniente, ente lo malo o lo bueno. Como todos los rasgos de nuestra naturaleza humana están íntimamente ligados y se actualizan de manera complementaria, la razón nos ayuda a decantarnos por lo que nos perfecciona. El ser humano que ha conquistado su libertad y potenciado su capacidad para razonar elegirá siempre de acuerdo con las exigencias de la naturaleza humana. El ser humano racional y libre sabe que con cada elección se está construyendo a sí mismo como el que está destinado a ser y no se queda atrapado en los estratos de la animalidad en que nació.

Desde mi perspectiva, dejarse llevar de la mano está bien para un párvulo, pero no para un adolescente o un adulto que cuando menos haya gozado de la educación básica. En ninguno de estos dos casos, es aceptable reproducir ciegamente pautas de comportamiento, por qué así lo dispone un líder, un legislador, un pastor, un amo, un sabio, un banquero, etc., sin hacer una ponderación sobre su pertinencia o impertinencia. La educación básica nos permite conocernos a nosotros mismos, tener conciencia de nuestros valores, de nuestro potencial, de la necesidad de relación con los demás y de la necesidad de asumir la responsabilidad de nuestros actos y decisiones, Debemos aceptar, lo bueno, lo conveniente, lo correcto, lo positivo y lo justo, pero también debemos rechazar asertivamente todo aquello que atente contra la dignidad humana.
Todos los seres humanos tenemos el poder de elegir entre: construir y destruir, entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo positivo y lo negativo, entre lo malo y lo bueno, pero aquello que elijamos debe hacer mejores seres humanos. Cada acto debe permitirnos liberarnos de nuestra animalidad y asumirnos como los seres racionales que somos. La capacidad de elegir nos permite construir nuestro propio destino, el cual siempre será compartido con nuestros semejantes.
Los seres humanos, todo el tiempo estamos inmersos en la realidad: viendo, oliendo, oyendo, sintiendo, etc., si algo o alguien nos neutralizara o sofocara alguno de estos sentidos, sin duda alguna, trataríamos de repeler cualquier impedimento de estas funciones vitales. En el caso de la libertad, existen instituciones que pretenden moldear nuestro carácter, sin promover, antes que nada, la conquista de la libertad y su ejercicio responsable e informado. En lugar de esto, se adoctrina a las masas para comportarse como verdaderos autómatas, sin que la población racional crítica haga algo eficaz por cambiar este estado de cosas que, a todas luces, constituye un verdadero atentado en contra de la dignidad humana. El secuestro de la libertad puede crear un aparente orden en el que los seres humanos alcanzan su desarrollo y realización, pero en realidad sólo se trata de una simulación. Todo ser humano debe aprender a ejercer su libertad de manera responsable y dejarse de creer que necesita de la experimentada guía de un amo, un líder, un legislador, un sabio o un pastor que lo conduzca por el maravilloso camino de la vida poniéndole banderitas rojas o verdes. Todos debemos aprender a elegir y responsabilizarnos de las consecuencias de nuestros actos. Después de todo, todos somos uno y lo mismo: La Humanidad.

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